Las autoridades identifican a R-1, líder del CJNG en Michoacán, como autor intelectual del homicidio del alcalde de Uruapan; su historial criminal y su liberación previa generan preocupación
¿Quién es Ramón Álvarez Ayala, R-1?
Ramón Ángel Álvarez Ayala, conocido como R-1, ha sido identificado por autoridades federales como la figura central detrás del asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo. Considerado uno de los operadores más cercanos a El Mencho, destaca por su papel estratégico dentro del Cártel Jalisco Nueva Generación y su capacidad para coordinar acciones de alto impacto.
La orden que desencadenó el ataque
De acuerdo con las investigaciones, R-1 habría dado la instrucción directa de asesinar al alcalde, sin importar si se encontraba acompañado. La orden fue ejecutada por un grupo operativo que incluía a menores de edad, coordinados a través de mensajes en aplicaciones encriptadas. La logística y precisión del ataque refuerzan la influencia que mantiene en la estructura criminal.
Un pasado marcado por violencia y poder
R-1 fue detenido en 2012, pero liberado una década después, lo que provocó críticas debido a su historial criminal. Durante su tiempo en prisión y tras su liberación, mantuvo vínculos estrechos con altos mandos del CJNG, consolidando su control sobre zonas clave de Michoacán. Informes de seguridad lo relacionan con operativos del cártel y con la protección de líderes del grupo delictivo en momentos críticos.
El poder de una red familiar
Su estructura criminal no opera sola: su hermano, identificado como R-2, también participa activamente en operaciones del cártel. Ambos han logrado establecer presencia en varios municipios de Michoacán, controlando rutas ilícitas y actividades de tráfico de drogas. Esta red familiar ha sido un elemento clave para el fortalecimiento del CJNG en la región.
Respuesta del gobierno y desafíos
El asesinato del alcalde Carlos Manzo reavivó el debate sobre la necesidad de reforzar el sistema de justicia y de combatir a las redes criminales que operan con altos niveles de impunidad. Las autoridades han prometido mantener acciones contundentes para desarticular al grupo liderado por R-1, aunque reconocen que su estructura continúa representando un desafío significativo para la seguridad local y nacional.